¿Es un síntoma de nuestro tiempo la proliferación de aduladores y de detractores, o siempre fue así? Ahora que no se sabe quién coño es quién, servidores y obedientes se mezclan con díscolos y punkis a la moda, deseosos todos por vencer. La derrota ya no tiene prestigio, pero no se debe olvidar que la victoria tampoco. Se te quiere y se te odia y se te ignora y se te reconoce y se te olvida, todo a la vez. Dan ganas de escupir, pero está todo tan limpio y desinfectado que ya no hay lugares donde hacerlo, y escupes sobre ti mismo, porque puede que lo merezcas.
lunes, 22 de septiembre de 2025
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