viernes, 28 de agosto de 2009

núcleo

Entreveo las sucesiones que están por venirse, ahí, en mi novela, pero estoy seguro de que cuando me disponga a narrarlas las letras me alejaran de ellas y me ofrecerán otras nuevas que, a su vez, me harán entrever otras sucesiones, otro relato que, sin embargo, seguirá siendo el mismo.
Podría dotarme de mando, marcar el rumbo, marcialmente, pero entonces me convertiría en un dirigente poseedor de una doctrina, un dictador, y no en alguien paciente que espera encontrar al menos un conocimiento con el viaje: es ese que seguirá siendo el mismo en todas las sucesiones que se dieron y en las que no se dieron y que apunta a uno mismo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

señor lobo, ese transito suyo sobre las ideas sobrevenidas que llevan a otras sin rumbo ni intención, me resulta pernicioso y un tanto egoista por su parte. Pues, sin duda la gente con ideas propias tiene el imperativo moral de levantar la antorcha que guie a otros con su luz. Hacia donde o a quienes? Eso lo ignoro.
Resista lobo, resista. En beneficio de todos.

Su amigo, sr. MISHIMA