viernes, 18 de diciembre de 2009

Auschwitz

Cuidado con aquellos que se piensan mucho lo que van a decir, los que sufren por dar con la forma adecuada. Puede que escondan a un adorador fanático de la razón, que sea un rechazador de los sentimientos, de las pasiones, de los que teme la potencia salvífica de las emociones; en definitiva, puede que sea un castrador que suspira por un hombre racional y sin contradicciones. Es decir, por un hombre inexistente. Cuidado, existe esa posibilidad.
Otra es que sea alguien súmamente cortés, o un escritor preocupado por embellecer su mensaje. Por eso, si el que se piensa mucho lo que va a decir es, además, alguien vestido con algún tipo de complejo, entonces no hay duda, huye, porque no va a consentir tu alegría y va a matarte.

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