miércoles, 3 de abril de 2013

cómo filosofan, hoy, los que no filosofamos

-También escribo para vérmelas con el tiempo, o mejor, para encontrarme a solas aunque a mi alrededor la algarabía se haya instalado como entorno. A solas conmigo. ¿A experimentar eso que algunos llaman "la presencia", por oposición a "la ausencia", que es eso, dicen, que experimentamos siempre?
Mis contactos con la ausencia están por llegar, les digo, y me ofrecen mis palabras como argumento irrefutable de que mi "yo" y "ausencia" son ya uno. Bien, les digo. Soy ausencia, pero, al menos, no cuando escribo.
Y entonces les pregunto que qué hay de los tránsitos. ¿Qué soy cuando voy de uno a otro?
-Eres ausencia. Punto.

2 comentarios:

José L. Solé dijo...

- O puede que presencia interrumpida. Un punto suspensivo en el reloj de arena movediza de este tiempo incierto.-

jordi lobo dijo...

Me gusta la imagen, el punto suspensivo en un reloj de arena movediza, que es nuestro tiempo, efectivamente, incierto.
Sí, somos presencia-ausencia, continuamente.