sábado, 5 de octubre de 2013

dejándome al cuidado de azucenas olvidadas

El suspiro, el anhelo de efímeros estados de lucidez para mejor ver, o, mejor, más correcto, para ver otras cosas, o la misma cosa desde otro lado, pero lucidez, lucidez, lucidez. Aunque... ¿cómo seguir, entonces, compartiendo y alimentando la unánime estupidez de esta sociedad, cómo seguir vistiendo la dosis obligada de hipocresía, cómo hacerlo cuando hemos visto sin su velo, aunque efímeramente, eso en lo que nos hemos convertido y que no se parece en nada a eso que alguna vez soñamos que seríamos, seres imperfectos y conocedores de su imperfección, seres en camino, que vienen de una vaga bruma y que van hacia una bruma vaga, más sabios o, lo que es lo mismo, menos tontos?
Es decir, ¿para qué la lucidez? ¿Por qué su anhelo? ¿De qué te sirve verte gritando junto al grito cotidiano?...
...Uhmmm, de nada, o sí, para escribir una entrada en el blog, no sin cierto dolor.

No hay comentarios: