lunes, 5 de marzo de 2007

del arcano

El escritor mira, perplejo, eso que le devuelve el papel, acaso un mensaje cifrado de la esencia que lo forma, o acaso nada de eso. El escritor mira su obra como otros miran los posos del café, o la circunvalación de los astros, porque quiere creer que allí está él, aunque cifrado.
El escritor descubre, entonces, que también escribe para gozar, como Pessoa, algunos parajes que le quedaron bien hace tiempo, alguna frase conseguida por el asombroso actuar del azar.
El escritor sabe, entonces, que cuando escribe, se escribe, que el creador nace y pervive en su creación.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y no es cada obra en cierta manera un pequeño arcano, un espejo donde el lector busca encontrar el reflejo o el camino que solo el silencio del libro le puede dar?



"Muevete tumba, que mis gemidos son viento de otoño" Haiku japonés S.XVII

jordi lobo dijo...

Sí, cada obra es un pequeño arcano donde el lector puede otearse. Pero el gran arcano está en la creación. Sí, ahí está el gran arcano...
Bonito haiku, por cierto.

drfloyd dijo...

la creacion......que nace de esa certitud de limitaciones sobre la que nos encaramamos.